Salte la navegación

Estimados lectores:

Ya he terminado de leer «El perfume», pero antes de hacer la reseña final quiero compartir una cita.

Aclaro, para los que no leyeron el libro ni vieron la película, que Grenouille, personaje principal de la obra, es un perfumista nato, que tiene el don del «olfato absoluto», y que llega a enamorarse del aroma de las jóvenes vírgenes. En esa obsesión por poseer el aroma de una mujer en particular, la fragancia más hermosa de todas, nos transmite lo siguiente:

Grenouille se asustó. “¿Y si esta fragancia que voy a poseer… -se dijo- desaparece?” No es como en el recuerdo, donde todos los perfumes son imperecederos. El perfume real se desvanece en el mundo; es volátil. Y cuando se gaste, desaparecerá el manantial de donde lo he capturado y yo estaré desnudo como antes y tendré que conformarme con mis sucedáneos. ¡No, será peor que antes! Porque ahora entretanto habré conocido y poseído mi propia y magnífica fragancia y jamás podré olvidarla, ya que jamás olvido un aroma, y durante toda la vida me consumirá su recuerdo como me consume ahora, en este mismo momento, la idea de que llegaré a poseerlo… ¿Para qué lo necesito, entonces?”

Este pensamiento fue en extremo desagradable para Grenouille. Le aterraba que la fragancia que aún no poseía dejara de ser suya irremisiblemente cuando la poseyera.

Saludos,

Mercedes

Deja un comentario