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Estimados lectores:

He terminado de leer “Ébano”, de Ryszard Kapuściński.

El libro es precioso, para disfrutar cada palabra. Está compuesto por una treintena de pequeños relatos que son más bien fotos o postales de distintos países de África, en diferentes años, desde 1950 hasta 1994.

Cada uno de los relatos es a la vez una foto y parte de una película, porque a través de cada uno de ellos ingresamos en una partecita muy íntima y privada de ese enorme y diverso continente que es África. Así vemos pintorescos personajes locales, rituales, discriminación y guerras, miseria, hambre y sed, y una variedad de relaciones humanas.

Pero también la riqueza está en el conjunto de estas visiones parciales, en ese sabor que nos queda luego de terminar de leer el libro y saber que ahora conocemos un poco más la realidad de África.

Justo el fin de semana vi un excelente documental biográfico del fotógrafo brasilero Sebastião Salgado (“La sal de la tierra”), que me recordó mucho al trabajo de Kapuściński. Porque sentí que ambos hacían lo mismo: retratar. Pero no retratos comunes; se trata de extractos de realidad, transparentes y sencillos, que sin necesidad de explicaciones o de elaboradas frases, reflejan de manera perfecta lo que percibimos con nuestros sentidos.

Les dejo algunos extractos del libro, acompañados de fotos de Salgado. Varios son del último relato, “En África, a la sombra de un árbol”, que me pareció bellísimo. Encontré una página que lo reproduce completo, por si lo quieren leer: https://cronicasperiodisticas.wordpress.com/2010/09/12/en-africa-a-la-sombra-de-un-arbol/

Citas

“Entre ellos todo se mide por el valor de los camellos: la riqueza, el poder, la vida. Sobre todo la vida. Si Ahmed mata a un miembro de otra familia, la suya tiene que pagar a la del muerto una indemnización. Si ha matado a un hombre, cien camellos; y si a una mujer, cincuenta. Si no, ¡habrá guerra!”.

“Les explico a los escoceses que las demandas de sus interlocutores son consecuencia de la convicción, que comparten muchos africanos, de que el blanco lo tiene todo. En cualquier caso, que tiene mucho más que el negro. Y si en su camino aparece un blanco, es como si la gallina le pusiera al africano un huevo de oro. Tiene que aprovechar la oportunidad, no puede dormirse, dejar pasar la ocasión. Tanto más cuanto que mucha de esa gente realmente no tiene nada, necesita de todo y anhela muchas cosas”.

Salgado

“Pues bien, ha caído la noche, estamos sentados bajo un árbol enorme y una muchacha me ofrece un vaso de té. Oigo hablar a gentes cuyos rostros, fuertes y brillantes, como esculpidos en ébano, se funden con la inmóvil oscuridad. No entiendo mucho de lo que dicen pero sus voces suenan serias y solemnes. Al hablar se sienten responsables de la Historia de su pueblo. Tienen que preservarla y desarrollarla. Nadie puede decir: leedla en los libros, pues nadie los ha escrito; no existen. Tampoco existe la Historia más allá de la que sepan contar aquí y ahora. Nunca nacerá esa que en Europa se llama científica y objetiva, porque la africana no conoce documentos ni censos, y cada generación, tras escuchar la versión correspondiente que le ha sido transmitida, la cambia, altera, modifica y embellece. Pero por eso mismo, libre de lastres, del rigor de los datos y las fechas, la Historia alcanza aquí su encarnación más pura y cristalina: la del mito”.

(…) “Es extraño, aunque rigurosamente cierto a un tiempo, que la vida del hombre dependa de algo tan volátil y quebradizo como la sombra (de un árbol). Por eso el árbol que la proporciona es algo más que un simple árbol: es la vida. Si en su cima cae un rayo y el mango se quema, la gente no tendrá dónde refugiarse del sol ni dónde reunirse. Al serle vetada la reunión, no podrá decidir nada ni tomar resolución alguna. Pero, sobre todo, no podrá contarse su Historia, que sólo existe cuando se transmite de boca en boca en el curso de las reuniones vespertinas bajo el árbol. Así, no tardará en perder sus conocimientos del ayer y su memoria. Se convertirá en gente sin pasado, es decir, no será nadie. Todos perderán aquello que los ha unido, se dispersarán, se irán, solos, cada uno por su lado. Pero en África la soledad es imposible; solo, el hombre no sobrevivirá ni un día: está condenado a la muerte. Por eso, si el rayo destruye el árbol, también morirán las personas que han vivido a su sombra. Y así dicho: el hombre no puede vivir más que su sombra”.

“El desierto te enseñará una cosa: que hay algo que se puede desear y amar más que a una mujer. El agua”, dicho al autor del libro por Ogotemmeli, el sabio del pueblo dogon que habita en Mali.

Salgado 3

“El mundo del africano medio es diferente; es un mundo pobre, de lo más sencillo y elemental, reducido a unos pocos objetos: una camisa, una palangana, un puñado de grano, un sorbo de agua. Su riqueza y diversidad no se expresan bajo una forma material, concreta, tangible y visible, sino en esos valores y significados simbólicos que dicho mundo confiere a las cosas más sencillas, tan baladíes que son inapreciables para los no iniciados”.

“El racismo, el odio hacia el otro, el desprecio y el deseo de erradicar al diferente hunden sus raíces en las relaciones coloniales africanas. Allí, todo esto ya había sido inventado y llevado a la práctica siglos antes de que los sistemas totalitarios modernos trasplantasen aquellas sórdidas e infames experiencias a la Europa del siglo XX”.

“El espíritu de África siempre se encarna en un elefante. Porque al elefante no lo puede vencer ningún animal. Ni el león, ni el búfalo, ni la serpiente”.

Salgado 2

One Comment

  1. Una novela en mil episodios, tramados por el idéntico sentimiento de culpa y de vergüenza por el mal causado por los blancos a los negros….Y no hay historia escrita… tal vez porque a los europeos no les conviene hablar de sus crueldades como cuando desde Mauritania en el siglo XVI no paraban de enviar esclavos a las Antillas a trabajar la caña de azúcar. Pero algo de historia tenemos como fue el Imperio de Mali (1235-1546) en donde se tardaba un año para atravesar el imperio de este a oeste, durante este período solamente el imperio mongol era más grande. Y anteriormente el Reino de Axum donde actualmente se puede ver la “historia via” con sus obeliscos, tumbas y las tablas de nueva Alianza guardadas en la iglesia de Santa María de Zión. Y ya más tarde el Imperio de Ashanti….
    Excelente comentario de Ébano.


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